Tras un largo camino de prueba y experimentación, y después de haber encontrado la tierra del Bierzo como terreno ideal para su cultivo, el mundo dio la bienvenida a los vinos El Zarzal y La Revelía, con personalidades únicas. Después, esta colección se completó con Polvorete (2019) el más joven y decidido de los tres. Ahora, las Bodegas Emilio Moro han presentado la nueva imagen de sus blancos bajo el lema ‘El Godello hecho arte’ con el sello artístico de uno de los diseñadores más innovadores y apreciados del territorio español: el mallorquín Domingo Zapata.
El tercero de los vinos, Polvorete se identifica con la frase ‘el arte de ser rebelde’ y es un vino vital, natural y sencillo, con aromas a frutas frescas blancas, asequible y con un punto de descaro, al cual, al igual que le ocurre a su creador, José Moro, le gusta mirar a los ojos de la gente para decirles la verdad. “Polvorete es pura alegría, vitalidad, jovialidad, es como se expresan los niños y nació con ganas de vivir y de comerse el mundo”, explica el presidente de Bodegas Emilio Moro.
La nueva imagen de la colección de vinos godello es todo un hito para esta empresa que tiene una larga historia detrás, tal y como detalló José Moro: “Con esta nueva imagen, el vino y arte se dan la mano porque ambos comparten pasión e inspiración. Un vino es un lienzo en blanco y hay que tener mucha personalidad para plasmar su potencia porque nosotros no hacemos vino, lo creamos”.
Los valores transmitidos por los vinos Emilio Moro, tanto los blancos como sus tradicionales tintos, son para las bodegas casi tan importantes como sus características organolépticas, pues, en cada trago, están impregnados del largo camino de creación hasta dar con ellos, la incansable búsqueda hasta encontrar la tierra perfecta, los principios que marcan su sello de identidad y los sentimientos que despiertan, como el flechazo que, hace ya unos años, experimentó José Moro al verse seducido por esta fresca variedad gallega, cuyos orígenes se remontan al siglo XII.
“La etiqueta de Polvorete muestra su jovialidad, esos colores vivos y cítricos, que recuerdan a los aromas que tiene la variedad godello es su forma más pura. La etiqueta de El Zarzal refleja un arte más templado, con esos colores verdes como fondo, que hablan de un vino con una corta crianza en foudre de 2.500 litros. Transmite que es un vino juvenil, pero meloso, graso y vivo, con una etiqueta con arte y templanza. La etiqueta que viste a La Revelía muestra con mucha profundidad el arte, más disruptivo, más atrevido. Se trata, en este caso, de una obra que pretende establecer un claro contraste con lo que es el vino, con aromas a frutas de hueso, melocotón y con una acidez tan bien definida. Es un vino muy untuoso y con cuerpo, pero que destaca sobre todo por esa finura y profundidad. Es por ello que Domingo ha conseguido el contraste perfecto entre la etiqueta y la personalidad de La Revelía.”, añadió José Moro.
Esta nueva imagen es muy importante para las bodegas y tiene un sentido especial para José Moro, quien asegura en su libro que para crecer hay que “estar abierto a lo nuevo, a lo inesperado”, como lo fue para él el descubrimiento (relativamente reciente) de los vinos blancos del Bierzo y de la variedad godello. En este momento, y aunque siempre había sido de tintos, se enamoró de estos blancos, que le parecieron diferentes, llenos de frescura y profundidad aromática. En ese momento, José Moro decidió arriesgarse y así fue como Bodegas Emilio Moro comenzó a elaborar también vinos blancos, con la uva godello como capitana en esta apasionante aventura.
Pero para llevar a cabo un vino exitoso, había que encontrar un terreno simplemente perfecto. Empezaron entonces a investigar, recorriendo y estudiando distintas zonas, recogiendo muestras y hablando con los autóctonos para impregnarse de su cultura y naturaleza. Buscaban una zona con una tradición en godello, un clima capaz de dar vinos intensos y llenos de energía, pero también vivos y finos. Finalmente, dieron con el Bierzo, que cumplía todos los requisitos y además tenía paisajes increíbles, pues, para Moro, “los paisajes monótonos acaban dando vinos monótonos, por eso queríamos un terreno heterogéneo donde poder explotar todos los matices de esta variedad”. Así finalizó la búsqueda y comenzó el reto. Si godello era la princesa, El Bierzo sería su castillo.
“Al igual que la Ribera del Duero, el Bierzo es una región con una larga tradición vitivinícola, algo que también nos gustó. Hace 2.000 años Plinio el Viejo ya se refirió en sus escritos a la existencia allí de viñedos. Una zona que nos encanta y nos recuerda un poco lo que era la Ribera del Duero hace treinta años, con bodegas pequeñitas y mucho potencial. Queremos contribuir a potenciar la agricultura, el sector agroalimentario, la tierra y el turismo de la zona. Me acabé de enamorar y ahí definitivamente decidí hacer un Godello. Vimos posibilidades de comprar viñedos, que ya han dado sus primeros frutos, con dos vinos que hemos bautizado como La Revelía y El Zarzal. Todavía la producción es pequeña, pero la calidad es enorme. Estoy convencido de que conseguirán llegar al corazón de mucha gente y de que se van a convertir en una referencia en el panorama vinícola nacional e internacional”, escribía José Moro en 2018. En marzo de ese año presentaron la primera añada, la de 2016, con mucho éxito.