La añada de Altos de Luzón es fruto de un invierno duro y una primavera y verano de temperaturas suaves. Un clima templado que ayudó a proporcionar un buen fruto, con viñas llenas de frondosidad y que garantiza un excelente producto para el 2018. Este vino es un extraordinario referente de la uva autóctona de la D.O.P Jumilla y de la que Bodegas Luzón ha hecho su buque insignia: la Monastrell.
Por su parte, Alma de Luzón es el vino que une las emociones con los sentidos. Se trata de una combinación única de Monastrell y Syrah. Desde el tacto aterciopelado de parte de su etiqueta, a la vista por la viveza de su color, el olfato con notas de frutos rojos y negros, especiados y suaves ahumados de la crianza y por supuesto, el gusto con su frescura equilibrada.
Al contrario que en la añada de Altos de Luzón, el año 2017 trajo a Jumilla un invierno también atípico, cargado de frío y humedad, pero le siguió una primavera y verano muy calurosos, con altos contrastes de temperatura, lo que hizo que se generara poca cosecha, pero de uvas muy sabrosas y concentradas. Dos vendimias llenas de incertidumbre pero que trajeron un fruto inmejorable para realizar dos vinos de un corte y balance inmejorables, fruto del trabajo de todo un equipo que ha logrado realizar dos vinos redondos y que, sin duda, darán que hablar por su calidad y diferenciación.
