Estos singulares personajes son presentados al principio del libro de una manera original por medio de un gato, que va subiendo los pisos y va descubriendo a cada uno de ellos: Moody, Ho, Standish, Harper, Guy, White y River Cartwright que es nieto de un brillante espía. Hasta llegar al último piso donde está el despacho del jefe, Jackson Lamb. A lo largo de la novela van a ir desfilando y mostrando sus caracteres, sus fallos, sus errores, sus vicios, sus defectos, pero también la buena pasta de la que están hechos, su capacidad de reacción ante los imprevistos y su lealtad al servicio a pesar de estar relegados a tareas mínimas.
Jackson Lamb es un personaje singular. Espía de los tiempos duros de la guerra fría, intuitivo, con mirada profunda para detectar las personas y las tramas, es un jefe en el sentido más obvio del término, con autoridad, que se hace respetar, a pesar de su falta de educación, de su grosería y de su manera de tratar humillando a los que le rodean. Conoce a todos y en Regent´s Park también le respetan. Para completar su imagen, tiene un aspecto físico poco atractivo: gordo, fumando constantemente y vestido descuidadamente, de cualquier manera y sobre todo maleducado.
A partir de la muerte de un espía de segunda mano que las autoridades certifican como de muerte natural, Lamb comienza una investigación propia ya que no cree que haya sido así y piensa que ha sido asesinado y va a poner en marcha a todos sus hombres para intentar descubrir que es lo que se esconde detrás de esa muerte. Por otra parte, un jefe de Regent´s Park, Webb, encarga a dos miembros de la Ciénaga que protejan a un millonario ruso que en viaje a Inglaterra puede ser un posible activo para la inteligencia inglesa. Las dos historias van a correr en paralelo y en las dos hay un in crescendo de la acción. La historia del espia muerto va a abrir toda una investigación de espias durmientes, leones muertos, que llevan tiempo ya en Inglaterra actuando como ciudadanos normales y todos viviendo en un pueblo cercano a Londres don, en su tiempo, hubo una base americana. Todo va a desembocar en dos historias, muy distintas de las que tanto los miembros de la Ciénaga, como el mismo lector piensan y que van a mantener la intriga hasta el final.
La historia se va alternando y a través de la acción se va conociendo más de los personajes, de su inadaptación, de sus vidas complicadas y de como los errores siempre pasan factura. En ningún momento la novela es escabrosa ni se detiene en ningún asunto desagradable. Su lectura a veces es lenta, con altibajos, pero retoma el ritmo, y también se ve dificultada por la entrada de muchos personajes. Un detalle a resaltar, es la ironía y el humor constante con que el autor da color a una novela de espionaje de las que ya no se ve mucho.
Leones muertos
Mick Herron
Salamandra Black, Barcelona, 2020, Págs 396 págs, TO. Dead Lions, Trad. Enrique de Hériz.
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