Pero el esfuerzo es complejo y arduo y lógicamente será largo en el tiempo, y será necesario que muchas cosas vuelvan a parecerse a lo de antes, Porque como dice Carpio, no hay que olvidar que todo los negocios de la Gran Vía estaban pensados y protagonizados por los trabajadores de las miles de oficina que ocupan lo que en hace muchos años eran los grandes pisos de la mejor clase madrileña y los turista que habitaban, aunque solo fuese por unos día los innumerables hoteles de los edificios restaurados por los inmobiliarios de todo el mundo.

Evidentemente, no es tiempo de florituras, pero si de una carta corta, pegada al día día, puesto que después de unas cuantas semanas de apertura, no se sabe cuantas personas van a terminar comiendo en el restaurante, y mucho menos cuantas van a cenar a esa hora temprana a la que obliga el toque de queda. Y todo ello manteniendo unos precios que la nueva clientela pueda pagar.
Por eso, el menú del día debe de seguir existiendo, y no deja de ser un buen reclamo para estos primeros clientes de esto nuevos tiempos.
Y en esta época, claro, como no, las legumbres. Es su tiempo, están e moda y da gusto enfrentarse a un plato de cuchara que reconforta.
Pero Carpio no puede olvidarse de su oficio y ciñéndose a los tiempos sorprende a los comensales con pequeñas creaciones: pinchos morunos, alcachofas a la plancha o un solomillo que no se lo salta un torero. Y todo ello sin olvidar el rabo de toro, unos callitos o platos similares.

Por suerte, a lo lago de la charla con el chef, que ya paso la enfermedad aunque de forma leve y suave y que descubrió por la perdida del olfato pudimos disfrutar de alguna de estas delicias.
El pincho moruno, aunque parece sencillo tiene su trabajo, porque lo fácil es acercarse a la pollería del barrio y comprarlos y llegar a casa y encender la plancha y ya está.

Después de ese tempo el pollo está listo para su elaboración en la plancha y una vez cocinado se le espolvorea un poco de perejil picado.
Con todo ello el plato resulta delicioso y si además se acompaña de una patatas paja y uno trozos de tomate aliñados con aceite, vinagre y sal el plato es para chuparse los dedos.
Si además disfrutas de una alcachofa a la plancha, frita con su jamón picado y ajo, y presentada sobre una besamel de espinacas. Estas frente a una comida de las que recuerdas con gusto-
Y si para colmo el chef que te va explicando los pasos que ha dado para su elaboración y lo acompañas de unos tragos de un albariño. Casa Do Sol, el rápido almuerzo-entrevista podría repetirse una vez por semana, porque terminas relamiéndote y recordando los distintos sabores y olores de los que has podido disfrutar..
Si este local sigue trabajando asi, es fácil que la Gran Via vuelva por sus fueros
El Mercado de la Reina
Gran Via, 12