Estados Unidos, Reino Unido y Francia lanzaron 105 misiles durante la noche, en represalia a un supuesto ataque con gas venenoso en Siria, e impactaron lo que el Pentágono describió como tres instalaciones de producción de armas químicas, incluyendo un centro de investigación y desarrollo en el distrito de Barzeh en Damasco y dos cerca de Homs.
El bombardeo fue la mayor intervención de Occidente contra el presidente sirio, Bashar al-Assad, y su aliado Rusia, pero los tres países dijeron que los ataques se limitaron a las capacidades de armas químicas de Siria y no buscan derrocar a Assad ni intervenir en la guerra civil. Es poco probable que el ataque aéreo, denunciado por Damasco y sus aliados como un acto de agresión ilegal, altere el curso de una guerra que enfrenta a numerosas facciones y ha dejado al menos medio millón de muertos.
“Creemos que al impactar en particular Barzeh, atacamos el corazón del programa de armas químicas sirias”, dijo el teniente general McKenzie a los periodistas en el Pentágono. Sin embargo, McKenzie reconoció que aún quedan elementos del programa de armas químicas de Siria y que no podía garantizar que el país no sea capaz de realizar un ataque químico en el futuro. En una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad en Nueva York, la embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Haley, sostuvo que Trump le dijo que Washington estaba “totalmente listo” para atacar a Siria otra vez si Assad usaba armas químicas nuevamente.
Los países occidentales dijeron que la ofensiva buscaba prevenir nuevos incidentes con armas químicas en Siria, tras un supuesto ataque con gas venenoso el 7 de abril en Duma que dejó 75 muertos. Los países concluyeron que el gobierno de Assad era responsable por esto.
Diez horas después de los ataques aún emanaba humo desde los restos de cinco edificios destruidos en el Centro de Investigación Científica Sirio, en Barzeh, donde según un empleado se investigaban y desarrollaban compuestos médicos.
No hubo reportes inmediatos sobre víctimas.
Los países occidentales dijeron que la ofensiva buscaba prevenir nuevos incidentes con armas químicas en Siria, tras un supuesto ataque con gas venenoso el 7 de abril en Duma que dejó 75 muertos. Los países concluyeron que el gobierno de Assad era responsable por esto.
Diez horas después de los ataques aún emanaba humo desde los restos de cinco edificios destruidos en el Centro de Investigación Científica Sirio, en Barzeh, donde según un empleado se investigaban y desarrollaban compuestos médicos.
No hubo reportes inmediatos sobre víctimas.