Pero ésta no es la única novedad de El Mandil. A su tradicional carta de pinchos, elaborados al momento y con una muy cuidada presentación, se unen nuevas tapas en miniatura que irán renovándose y ampliándose cada mes: chocofrito con cebolla caramelizada y ajoaceite, bombón de morcilla o un salpicón de marisco que llega presentado en una sofisticada copa de cóctel. En suma, platos que difícilmente pasan desapercibidos para la vista y el paladar.
A estos pinchos se suman cazuelitas de huevos trufados a baja temperatura: con jamón ibérico y foie, con trigueros y setas, o con berenjenas confitadas y crujiente de panceta ibérica. Y por supuesto, no faltan los clásicos, los que le han valido un más que merecido reconocimiento por parte de vecinos y habituales al restaurante: presa ibérica con manzana y salsa de miel, brocheta de pollo al teriyaki o rollito de salmón ahumado con crema de queso, por citar solo algunos.
Lo que no cambia es el ambiente sencillo que se respira en el restaurante y su cocina de siempre, de mercado, con raciones generosas (como sus imprescindibles torreznos castellanos) y pucheros caseros a mediodía, que se combina con elaborados pinchos de marcada inspiración vasca. Todas estas cualidades convierten a El Mandil en una opción perfecta para disfrutar con amigos a cualquier hora del día y sin hacer grandes esfuerzos económicos, porque el precio, como ocurre con su cocina, sigue siendo popular.
El Mandil de Maravillas
Colon, 5
Madrid