“Las aerolíneas deberán ofrecer cambios sin gastos o reembolsos a todos los pasajeros afectados. Sin embargo, dado que el mal tiempo es considerado una causa ajena a las compañías, estas quedarán exentas de pagar indemnizaciones”, explica Montero, CEO de Aervio, plataforma de gestión de viajes corporativos.
“Frente a este tipo de situaciones, el pasajero no tiene derecho a solicitar una compensación económica, ya que, según el Reglamento (CE) 261/2004 del Parlamento Europeo y del Consejo, el cierre del aeropuerto o la cancelación de vuelos por las condiciones climáticas son de fuerza mayor, y por lo tanto, las aerolíneas no se hacen cargo”, indica Montero. No obstante, las compañías aéreas tienen una serie de obligaciones frente a estas situaciones.
En el caso de que un vuelo se retrase por más de tres horas, el pasajero tendrá derecho a solicitar que la compañía se haga cargo de las comidas y el alojamiento. Por el contrario, si un vuelo es cancelado, la aerolínea deberá proporcionar un transporte alternativo sin gastos adicionales o bien, devolver el dinero del billete de avión.
Aunque el tráfico aéreo todavía no ha vuelto totalmente a la normalidad, se han logrado rescatar algunas pistas para que los aviones comiencen poco a poco a despegar o aterrizar. Desde este martes, la aerolínea española Iberia ha comenzado a operar la casi totalidad de los vuelos de largo radio y más del 50% de los vuelos de corto y medio radio que conectan Madrid con el resto del país y Europa. En este contexto, “las aerolíneas deberán continuar asistiendo a sus pasajeros, brindándoles la opción de reprogramar su viaje o pedir un reembolso, así como también facilitarles comida, bebida y alojamiento a aquellos que se les retrase el vuelo”, explica Montero.