Y todo ese prolegómeno viene al caso de las manifestaciones callejeras madrileñas anti-gobierno. La libertad de expresión es eso, libertad para que los ciudadanos expresen su pensamiento, sus creencias y si lo quieren hacer en medio de la calle, pues para eso esta el derecho a la manifestación que tanto gusta a la progresía gobernante. Pero claro, cuando el atacado es el rey de los trileros, otro galo nos canta.
Y los que utilizaron los escraches contra todo lo que se movía y utilizan las redes sociales para criticar a base de “fake news” a todo aquel que osa criticar sus chalets o sus coletas se han lanzado contra esos ciudadanos tildándoles como ya es habitual de fachas, retrógrados y todo tipo de calificativos cariñosos Solo les ha faltado acusares de las muertes e la pandemia.
Así que mucho nos tememos que las pequeñas algaradas callejeras van a contar con un contra replica de las fuerzas del orden de aquí te espero, para que no se mueva ni el gato de la señora del quinto porque lo tunden a palos. No hay mas que escuchar las declaraciones del delegado del Gobierno en los micrófonos de la cadena Ser, «una cosa son las caceroladas, - ha señalado- que todo el mundo tiene derecho a manifestarse como quiera. Pero otra es incumplir las medidas del estado de alarma» y, en este caso, la Policía Nacional debe velar porque se respeta el «cumplimiento de la ley».